"Un hombre de altura"
Jimmy Pinilla Castillo
Nací en Bogotá la noche lluviosa del 24 de enero de 1980, siendo el último de cinco hijos de una pareja de campesinos llegados de Boyacá; en aquel entonces mi padre trabajaba como policía y mi madre se dedicaba al hogar. No tengo ni la más remota idea de dónde salió mi nombre y su combinación tan estrafalaria que algunos de ustedes conocen.
Fui criado con toda normalidad en medio de una familia de estrato medio bajo del norte de la ciudad; agradezco esto porque tuve la oportunidad de saber lo que es tener y no tener, situación que le ha dado más calidez a la vida porque he aprendido el verdadero valor de las cosas y que realmente lo indispensable en la vida no se consigue a través de bienes materiales pero que tenerlos da tranquilidad.
Me eduque en mi primaria en la escuelita de San Antonio Norte II sector, actualmente inexistente, con honores salí de mi primera etapa de formación y con la convicción de que estudiar de manera ardua abre oportunidades en el camino; luego entré al San Benito en el año de 1991 para iniciar mis estudios secundarios, en esta etapa siempre me caractericé por el liderazgo, la alegría y mi constancia en el estudio. Además que uno u otro dolor de cabeza a las directivas de la institución por cuestionar algunas políticas pero con la satisfacción de saber que trabajé en mis años escolares por un colegio que siempre he llevado en mi corazón.
Ya en mi último año llegué a la encrucijada de saber qué hacer con mi vida; gran responsabilidad para alguien que apenas tenía dieciséis años, pasé a la Universidad Nacional a estudiar sociología pero rechacé el cupo por dedicarme a la vida Sacerdotal, ya que en aquel entonces creía tener vocación sacerdotal. Luego de un año largo en el Seminario Mayor de Bogotá decidí retirarme y rehacer mi vida desde otra óptica, entré a la Universidad Javeriana a estudiar Filosofía pero tuve que interrumpir mis estudios dos semestres ya que tuve la oportunidad de vivir en Buenos Aires, tiempos maravillosos de juventud y libertad, vivir el día a día sin mayor preocupación que pensar en mí mismo y tener la cabeza apuntando al cielo para soñar…
Regresé al país a terminar mis estudios universitarios y a estudiar también artes escénicas con diferentes compañías de teatro de la ciudad. El arte siempre ha estado en mis venas y ha impulsado mi corazón vital, elevando mi espíritu a través de la disciplina del cuerpo.
El último semestre de universidad tuve la oportunidad de entrar a trabajar como maestro de Filosofía en el colegio que me educó y tantas dichas ha aportado a mi ser; desde entonces han sido ocho años en esta institución en la que he seguido aprendiendo y creciendo, proyectando y soñando; siempre he intentado educar con una sonrisa y acercándome al mundo de mis estudiantes, conociendo su realidad y demostrándoles que son capaces de cambiarla, transformarla y hacer de este mundo un lugar mejor.
He combinado mi trabajo en el San Benito con otras actividades a nivel profesional, he trabajado con las Universidades Javeriana y Externado en cátedras relacionadas con filosofía política y estética, además realicé mi maestría en Filosofía trabajando arduamente en campo de la política y la estética temas que me apasionan tanto como la educación.